Le retour
Hola a todos amigos, hola a la nada. Como cada meses que pasan, yo vuelvo aquĆ a subir mis cosas a pesar de esto no existe para nadie excepto para mĆ. AsĆ que aquĆ traigo una escena que nunca pude rolear con mi Victoire Weasley y Teddy. Y ayer, en un acto de locura, la cosa se me fue de las manos, y lo que iban a ser un par de folios, acabaron en ocho... Upsi. Nos leemos.
Brigitte
ya estaba dormida. Esta semana me habĆa costado mĆ”s que se quedara dormida, por
las noches solo querĆa charlar como si fuera una niƱa mayor, y me hacĆa que le
contara hasta tres cuentos. Finalmente, el cansancio de todo el dĆa de estar
saltando por todos lados le hacĆa mella y caĆa redonda. Pero eso a mĆ me dejaba
exhausta.
Por
suerte, Louis venĆa todos los dĆas a casa, a ayudarme con ella y para que yo
no estuviera sola, por eso mismo quise la casa cerca de mis padres cuando nos
mudamos. Louis estaba siendo un gran apoyo, ya no era tan pequeƱo como yo creĆa
y hoy me habĆa hecho la comida mientras yo descansaba en el sofĆ” con los pies
en alto, ya que se me habĆan hinchado y casi ni me entraban en los zapatos, por
lo que he ido descalza todo el dĆa. Me dolĆa que mi hermano pequeƱo fuera mĆ”s
maduro respecto a Dominique, porque a veces, ni la sentĆa como si fuera mi
hermana. ¿AĆŗn le duraban los celos de la adolescencia? ¿DespuĆ©s de tantos aƱos?
¿Aun sabiendo mi situaciĆ³n y ni se digna a una simple visita o llamada? SegĆŗn
mamĆ” es que estaba muy ocupada viajando por todo el mundo gracias a su equipo
de Quidditch, pero sabĆa perfectamente que con ella mantenĆa comunicaciĆ³n
diaria.
Con
un suspiro, termino el Ćŗltimo bocado de mi sĆ”ndwich de salmĆ³n ahumado que me he
preparado para cenar. Toda la casa estĆ” sumida en la oscuridad, menos la luz de
la cocina, para asĆ poder leer mientras ceno. Tengo el libro apoyado en la
barriga, que me sirve como mesa por el estado tan avanzado de gestaciĆ³n. SegĆŗn
mamĆ” no me queda mĆ”s que un par de semana para dar a luz, pero yo aĆŗn no estoy
preparada, y dudo que lo estƩ para cuando eso ocurra.
Me
quedo un poco mƔs en la cocina, mientras me termino el zumo de calabaza y el
capĆtulo del cual solo me quedan un par de pĆ”ginas. AdemĆ”s de que ya estoy
empezando a bostezar, y no serĆa la primera vez que me quedo dormida en la
cocina con el libro en el suelo y mi cuello en una posiciĆ³n demasiado extraƱa.
Cuando
termino el capĆtulo, cierro el libro dejĆ”ndolo sobre la mesa llena de migas.
MaƱana limpiarƩ todo antes de preparar el desayuno, porque me temo que ahora me
queda un largo camino escaleras arriba hacia la habitaciĆ³n, y no es nada fĆ”cil
subir con el tamaƱo que tengo ahora.
Apago
la luz de la cocina y con el reflejo de la luna llena entrando por las ventanas
salgo al pasillo. Me paro de nuevo para bostezar, llevƔndome la mano a la boca,
cuando oigo un ruido fuera en el porche. Las escaleras de la entrada chirrĆan ante
el peso de alguien como siempre. Me quedo rĆgida, mirando hacia la puerta y los
ventanales de al lado, hasta que poco a poco una sombra se refleja en ellos
tapada por las cortinas blancas.
Esta
vez me llevo la mano de nuevo hacia la boca pero para ahogar un grito. Si
fueran mis padres o Louise me hubieran avisado antes, ademƔs de que tan tarde
es imposible que se pasen. No, saben que me acuesto temprano, solo que hoy se
me ha ido un poco el santo al cielo con Brigitte.
Miro
alrededor, buscando algo con lo que poder defenderme, con mucho cuidado abro la
alacena y agarro lo primero que encuentro. Un paraguas. No es gran cosa pero un
par de golpes podrĆ© dar, ya que tengo la varita en la habitaciĆ³n y el camino es
mĆ”s largo. ¿O estaba en el salĆ³n? ¿DĆ³nde habĆa dejado la varita?
Poca
cosa puedo hacer ya, cuando la silueta se mueve por el porche hablando en voz
baja y buscando algo. Oh no, oh no. Necesito mi varita, necesito crear un
patronus que avise a mis padres. Mi hija estĆ” arriba, ¿quĆ© le va a pasar?
El
labio inferior comienza a temblarme, agarro firmemente el paraguas con las dos
manos y avanzo un par de pasos seƱalando a la puerta con este en alto.
La
puerta se abre lentamente, chirriando muy poco y una figura que no puedo
distinguir ya que estoy completamente a oscuras, da un paso hacia dentro de la
casa. Como si nada, busca el interruptor de la luz y cuando esta se enciende,
pego un grito y suelto el paraguas que cae al suelo. Doy un paso hacia atrƔs,
me agarro en la barra de las escaleras para no caerme y me tapo la boca
mientras niego con la cabeza.
A
pesar de que mis ojos se estƔn volviendo completamente borrosos por las
lĆ”grimas, reconocerĆa esos ojos en cualquier lugar. A pesar de la barba densa
que casi le llega al final del cuello. A pesar de los pelos que le llegan por
el hombro. A pesar de la ropa rasgada en algunas partes. A pesar de toda la
suciedad que tiene por el rostro. Si esos ojos me miraran, en cualquier lugar,
rodeado de miles de personas, los reconocerĆa.
Mis
piernas tiemblan, en realidad estoy temblando yo entera, por lo que no aguantan
mƔs y se doblan, haciƩndome caer al suelo apoyada en las escaleras. Me cubro la
cara con las manos y doy pasos a mis lƔgrimas, que me llenan el rostro entero,
ahogƔndome los grititos que salen de mi boca, hiperventilando en parte sin
poder creerme lo que estoy viendo.
RƔpidamente
dos brazos me rodean y su cuerpo se apoya contra el mĆo, abrazĆ”ndome todo lo
fuerte que puede. Hundo mi cabeza en su cuello por un momento, mientras mis
manos intentan trepar hacia su cara, agarrando esta. Mientras Ć©l me aparta el
pelo de las mejillas mojadas le miro un segundo antes de lanzarme a su boca a
besarle. Besos de desesperaciĆ³n, de amor. Labios que son hogar, que son
refugio, que son necesidad.
Me
separo un instante, con ambas manos agarrƔndole la cara, como si fuera a
escaparse y mirƔndole a los ojos.
—Teddy.
Ćl
se rĆe, asiente mientras llora tambiĆ©n y apoya su frente contra la mĆa. Cierro
los ojos sonriendo, con lƔgrimas aun recorriendo mis mejillas.
—Mi
Teddy… — susurrĆ³, aĆŗn incapaz de creer que estĆ© abrazada a Ć©l.
Tengo
tantas preguntas que ruedan por mi mente que no sƩ por cual empezar. Como donde
ha estado todo este tiempo, quiĆ©n le secuestrĆ³, cuando ocurriĆ³… Mil cosas de
las que hablar, pero hay una que es mƔs urgente que todas esas.
—¿Se
puede saber que le ha pasado a tu pelo Ted Lupin? — digo separĆ”ndome un poco de
Ć©l y hundiendo mis dedos en su cabello. El cual estĆ” de un azul tan oscuro que
se podrĆa decir que es casi negro.
Tiene
el pelo enredado, con cosas pegadas que ni quiero saber lo que es, y este le
llega a la altura de los hombros, y no exactamente igual por todas partes.
Teddy vuelve a reĆrse y me separa un poco mĆ”s para colocar ambas manos sobre mi
tripa.
—¿Y
esto? ¿CuĆ”ndo ha crecido todo esto? — dice acariciĆ”ndome la barriga.
Como
respuesta a su pregunta, el bebƩ lanza una patada, molesto por estar
apretƔndole su espacio en ese momento. Ambos soltamos una carcajada y me vuelvo
a echar sobre Ʃl abrazƔndole, mientras me limpio el rostro empapado de
lƔgrimas.
—Victoire…—
susurra, dƔndome luego un beso en la cabeza.
No
sĆ© exactamente cuĆ”nto tiempo hemos estado asĆ, o cuanto nos llevamos ahora,
abrazƔndonos en el suelo, en mitad del pasillo de la entrada. Pero algo, o
mejor dicho alguien, nos separa, alzando nuestras cabezas a la vez hacia arriba
de las escaleras.
—¿Mami?
Brigitte
se encuentra arriba del todo, abrazada a su peluche de monito, descalza como
casi siempre aunque le diga que se ponga las zapatillas. Se tapa la cara con su
peluche cuando ve que ambos le miramos y miro a Teddy que estĆ” sonriendo de
oreja a oreja.
—Ven
cariƱo, es papƔ. PapƔ ha vuelto.
Intento
levantarme sin mucho Ʃxito, cuando me derrumbƩ no pensƩ en esto luego, Teddy se
incorpora para ayudar a levantarme sujetƔndome por debajo de los brazos y entre
Ć©l y agarrando la barandilla, consigo ponerme de pie.
Estiro
un poco la espalda y con ambas manos en la lumbar, subo un par de escaleras
tendiendo la mano hacia mi hija, que no se ha movido de donde estĆ”.
—Baja
Brigitte, ven con mamĆ”. Es papĆ”, te lo prometo, ven a saludarle.
Sin
fiarse de mi palabra, Brigitte no se mueve de donde estĆ”. Pero Teddy se ha
colocado lentamente a mi lado, se ha echado el pelo hacia atrƔs, esperando que
asĆ le vea mejor.
—¿No
quieres abrazarme tĆŗ tambiĆ©n, brujilla?
Brigitte
suelta una pequeƱa carcajada ante el mote cariƱoso con el que siempre le habla
Teddy. Parece que asĆ sĆ ha creĆdo que era Ć©l y comienza a bajar poco a poco.
Cuando llega a nuestra altura, se le queda un rato mirando, y como por arte de
magia descubre que es en realidad su padre quiƩn estƔ debajo de todas esas
capas de pelo y suciedad, ya que finalmente salta para abrazarle.
Teddy
se agacha y le coge en brazos, con Brigitte y su mono rodeando su cuello y yo
de nuevo llorando mientras sonrĆo.
Descubro
que Teddy la sujeta de un solo brazo ya que la otra mano estĆ” estirada hacia
mĆ. Rodeo sus dedos con los mĆos y me acerco a ellos, separĆ”ndome de la pared
donde estaba apoyada. Dejo mi cabeza sobre su hombro y Brigitte le toca la cara
con un dedo, como si fuera a romperse al tocarle.
—Papi,
¿poquĆ© estĆ”s tan sushio?
Ambos
nos reĆmos por la pregunta que nos pilla desprevenidos y miro a Teddy muy
seria.
—A
mĆ tambiĆ©n me gustarĆa saberlo, porque ni por asomo te vas a meter en mi cama
con las sĆ”banas limpias de esta guisa, asĆ que irĆ”s directamente al baƱo, a
quitarte toda esta roƱa que tienes encima. Y tĆŗ seƱorita — digo hincando un
dedo en la barriga de Brigitte haciĆ©ndole cosquillas — te vas directa de nuevo
a la cama. Es muy tarde y tienes que dormir.
Brigitte
me pone un ligero puchero intentando engaƱarme, maldito Louis por enseƱarle a
hacer eso. Sacudo la cabeza y seƱalo escaleras arriba, donde puedo ver el
reflejo de la luz de su habitaciĆ³n, que tambiĆ©n ha aprendido a subirse encima
de la silla para encenderla. Teddy se ha perdido tantas cosas en estos Ćŗltimos
meses…
—Venga,
vamos…
Comienzo
a subir y noto rƔpidamente la mano de Teddy en el final de mi espalda,
empujĆ”ndome para ayudar a subirme. Giro la cabeza para sonreĆrle, recordĆ”ndome
esto a cuando tuve a Brigitte, que tenĆa que llevarme Ć©l prĆ”cticamente a todos
lados.
Una
vez Brigitte dormida de nuevo, esta vez solo tuvimos que dejarla en la cama y
quedarnos un minuto con ella hasta que cerrĆ³ los ojos, subimos a nuestra
habitaciĆ³n. La cama estĆ” hecha gracias a Louis, que la hizo esta maƱana,
llevaba tres dĆas sin hacerla, y la noche anterior me habĆa costado tanto
levantarme del sofĆ”, que me quedĆ© ahĆ a dormir. Ahora, la habitaciĆ³n no me
parece tan desierta con Ć©l a mi lado de nuevo.
Teddy
va directo al baƱo, se quita la chaqueta, quedƔndose con una camiseta de mangas
cortas con agujeros y araƱazos en ella. Pero lo que mĆ”s me llama la atenciĆ³n es
la muƱeca izquierda, la tiene casi en carne viva, llena de costras y sangre
seca. Le cojo la mano con cuidado y la observo, tiene una infecciĆ³n bastante
grave, y necesitarĆ© mi maletĆn lleno de pociones para que la piel vuelva a
crecerle en esa parte. No sĆ© cĆ³mo no se ha quejado en este rato mientras me
abrazada o cogĆa en brazos a Brigitte, tiene que estar ardiĆ©ndole esa zona.
—Deja
tu mente de enfermera por un momento, sƩ que estƔ grave, pero ya me la curarƔs,
primero tengo que… necesito quitarme todo este pelo.
Le
miro y tardo unos segundos en asentir. NecesitarƔ un baƱo antes para poder
desinfectarla bien.
Teddy
deja caer la mano con suavidad y se quita la camiseta con cuidado. Cuando deja
su torso al descubierto de mi garganta sale un ruidito de sorpresa y horror a
la misma vez. Tiene la parte derecha hinchada y con unos tres colores de moratones
por todo esta. El morado, verde y amarillo predomina en esa zona, seguramente
por un par de costillas rotas, y mƔs golpes y patadas de los que me estoy
imaginando. En el hombro derecho tiene un corte, no muy profundo pero con la
costra ya bastante seca. Giro alrededor de Ć©l para seguir descubriendo, y me
encuentro con un bulto en la parte izquierda de la espalda que no sƩ
identificar por el momento. Tiene otro corte por detrƔs, este mƔs largo y
profundo del que me gustarĆa, pero ni quiero imaginar de lo que es.
Alzo
el rostro, mirando su reflejo en el espejo de enfrente, una lƔgrima solitaria
recorre mi mejilla y puedo ver el rostro de mi marido afligido mientras baja la
mirada, escondiĆ©ndose de la mĆa. No quiero ni pensar por todo lo que ha tenido
que pasar, todo lo que ha tenido que sufrir o todo lo que le han tenido que
hacer.
Una
nausea me sube por la garganta de tan solo imaginarlo y me dejo caer sobre la
pared de atrƔs, tapando mi boca fuertemente con mi mano para no vomitar.
Teddy
se gira y me acaricia el brazo inclinando la cabeza hacia mĆ.
—Oh,
Teddy…
Niego
la cabeza mirƔndole, mis ojos se quedan fijos en los suyos, transmitiƩndonos
todas esas palabras que ninguno somos capaces de decirnos. Tiene los ojos
caramelos ahora, como si su luz estuviera volviendo a Ć©l, la esperanza de
volver a estar en casa, de volver a su vida y dejar todo eso atrƔs. Me inclino
hacia Ć©l y con una mano en su mejilla, tocando con la palma esos pelos de la
barba tan impropios en Ć©l, acaricio sus labios con los mĆos, en un beso suave
comparado con los de hace un rato.
Me
separo tras unos segundos y Teddy tras relamerse el labio de arriba, esboza una
pequeƱa sonrisa.
—Vamos
a cortarte esos pelos.
Acostumbrado
que estaba a cortarle siempre yo el pelo, Teddy saca la pequeƱa banqueta que
ahĆ al lado del lavabo y se sienta en ella en mitad del baƱo para poder tener
mƔs espacio, se coloca la toalla de las manos sobre los hombros y yo saco las
tijeras del cajĆ³n.
Corto
mechones sin ton ni son por todos lados, de distintos tamaƱos ya que la
longitud es extensa por lo que no me preocupa como quede, ya que voy a intentar
dejƔrselo lo mƔs corto posible. TambiƩn le quito la barba por completo, y una
vez que he dejado toda su cabeza con el corte de siempre, le afeito. Pasando la
cuchilla con cuidado, dejando que se vea su cara de nuevo, esa cara tan
preciosa que tiene…
Una
vez que he terminado, me apoyo en el lavabo, Teddy se termina de pasar la
toalla por el rostro, volviendo al ser el que era, teniendo solo esa parte del
cuerpo limpia y fresca despuƩs de mucho tiempo.
SonrĆo
al notar como su pelo va cambiando a un color azul marino mƔs claro, poco a
poco, pero sin volver a ese celeste que siempre ha tenido. SƩ que maƱana
tampoco se despertarĆ” como siempre, que le costarĆ” volver al ser el que era, no
serĆ” fĆ”cil, pero yo estarĆ© ahĆ para ayudarle a recuperarse.
—Cuando
me llevaron — comienza Teddy a decir inesperadamente— estaba tan confuso que mi
pelo estuvo cambiando todo el rato. A todos los colores posibles hasta que me
quitaron el saco con lo que me cubrĆa. Estaba tan asustado que lo notaba, no
podĆa controlarlo pero sĆ© que estaba pasĆ”ndome eso. Cuando mis captores me… me…
pegaban, atizaban o me hacĆan lo que fuera, mi pelo se volvĆa rojo de la
impotencia y de la furia que contenĆa. Tampoco era muy justo pegarle a alguien
encadenado que no se podĆa defender, pero cuando veĆan mi pelo, les divertĆa
mĆ”s y seguĆan mientras se reĆan.
Sus
palabras me aflojan y me acerco a Ć©l para sentarme en sus piernas. Cada vez que
cuente algo de lo que pasĆ³, me romperĆ© por dentro, pero necesito saber todo.
Teddy
coge aire y prosigue.
—No
sĆ© muy bien con quĆ© fin me secuestraron. Eran licĆ”ntropos, creo que… conocĆan a
mi padre. Le insultaban y decĆan cosas de Ć©l que no… No sĆ© exactamente que era
o si eran ciertas o no, pero… —tras una pequeƱa pausa, sigue. — TambiĆ©n
hablaban de Ć©l, de cĆ³mo todo lo que estĆ” planeando estĆ” creciendo y como se irĆ”
haciendo con el poder. Es gracioso que ellos conocieran a mi padre y yo no, que
incluso esos animales que me golpearon hasta casi la muerte en ocasiones
supieran de Ć©l, y yo no…
—Eso
no es verdad Teddy, tĆŗ le conocĆas, sabes quiĆ©n es, y como es, Harry ha hecho
que conozcas el mĆ”s mĆnimo detalle de Ć©l, y de Sirius y James. Sabes
perfectamente quiĆ©n era. Y gracias a eso, asĆ eres tĆŗ.
Teddy
me agarra la mano dejƔndola sobre mi regazo, para continuar con la historia.
—DespuĆ©s
de un tiempo, cuando la rabia se fue al saber que no podĆa hacer nada, habĆan
roto mi varita en el primer minuto de encontrarme con ellos y no habĆa ninguna
cerca que pudiera acercarla a mĆ mediante el accio, mi pelo se volviĆ³ gris, apenas comĆa o bebĆa, y no me podĆa
mover del suelo y estaba lo suficientemente ya largo para apreciar el color, ya
que ni habĆa notado este cambio.
Cada
palabra suya me rompe por dentro. Nunca habĆa pensado que tendrĆa que escuchar
esto. Pocas veces me lo habĆa imaginado volviendo a mĆ, pero en esas ocasiones
estaba como siempre, como si tan solo se hubiera ido de vacaciones Ć©l solo, o
hubiera pasado muchos dĆas fuera por tema de trabajo. Fueron pocas porque
siempre imaginĆ© que no volvĆa, que tenĆa que celebrar un funeral a muy largo
tiempo, sin un cuerpo al que llorar.
Teddy
me aprieta la mano, como si me estuviera leyendo el pensamiento, volviendo a
relatar lo que queda de historia.
—Cuando
pude escapar, esa historia te la contarƩ maƱana ya que es mƔs larga de lo que
me gustarĆa, se convirtiĆ³ negro, como estaba yo. No sĆ© cuĆ”ndo tiempo me he
llevado vagando de un lado a otro, intentando volver a casa, intentando
conseguir un poco de comida a escondidas y durmiendo en sitios imposibles para
que no me volvieran a encontrar. PensĆ©… creo que mi pelo no volverĆ” a ser lo
que era, que serĆ” asĆ de simple a como estĆ” ahora. Que ni yo mismo volverĆ© al
color de antes.
Niego
la cabeza y me quedo a solo centĆmetros de Ć©l.
—EstĆ”s
muy equivocado. Tu pelo volverĆ” a ser ese azul que tanto me gusta, y tĆŗ
volverƔs a ser el de antes, porque yo te ayudarƩ a eso. Y Brigitte tambiƩn,
tenlo por seguro, ahora te vas a cansar de ella, no deja de saltar de un lado
para otro.
—Nunca
me cansarƩ de vosotras.
—Ni
yo de ti. Te quiero Teddy.
—Y
yo, siempre te voy a querer. — Susurra antes de besarme.
Cuando
la cosa se estƔ poniendo un poco mƔs intensa, despuƩs de todo este tiempo
separados y de que mis hormonas llevan mucho ajetreo en muy poco tiempo, nos
separamos obligados. Ćl estĆ” demasiado dĆ©bil, sucio y herido como para poder
hacer nada. Tras recuperar de nuevo el aliento, es mi turno de confesiones.
—Iba
a llamarle Teddy, es un niƱo — digo mirĆ”ndole fugazmente sonriendo mientras me
acaricio la barriga —. Al principio no querĆa saberlo, me daba igual, no querĆa
ni tenerlo durante un par de semanas que me llevƩ en la cama a todas horas, sin
salir de la habitaciĆ³n llorando cada minuto. Pero cuando mi madre me acompaĆ±Ć³,
me hizo preguntarme si estaba segura y lo pensĆ©. En parte llevaba razĆ³n, si era
una niƱa tenĆa todas las cosas de Brigitte y no tenĆa que comprar mucho mĆ”s.
Pero si era un niƱo habĆa que conseguir mucha ropa para Ć©l. Hasta hace un par
de meses no comprƩ nada, vino mi abuela Molly para gritarme que en quƩ estaba
pensando, junto a Ginny me trajeron toda la ropa que la abuela le habĆa hecho
al bebĆ©, ya sabes cĆ³mo es… — dije con una pequeƱa sonrisa.
—En
un solo dĆa mi abuela me puso la casa patas arriba, limpiando todo y sacando
todos los trastos de reciĆ©n nacido, dijo que nunca se sabĆa cuĆ”ndo iba a venir
y que tenĆa que estar bien preparada. MamĆ” tuvo que venir rĆ”pidamente despuĆ©s
del trabajo porque yo ya me habĆa rendido con la abuela. Hasta me gritĆ³ a la
cara que le daba igual lo triste que estuviera, que tenĆa que estar bien de la
cabeza por si mi hijo nacĆa. DejĆ³ de gritar cuando me pregunto cĆ³mo le iba a
llamar, me echĆ© a llorar en mitad de la merienda diciendo que Teddy. QuerĆa
llamarlo como tĆŗ, a pesar de que no podrĆa mirarlo o cogerlo siquiera si
tendrĆa tu nombre, pero que tenĆa que tenerlo, porque estaba segura de que te
hubiera gustado o que iba a salir idĆ©ntico a ti. Pero ahora… Ahora me da igual
como se llame, quiero que lo elijas tĆŗ y que estĆ©s conmigo en todo momento
durante el parto. Quiero tenerlo en casa, con mamĆ” y contigo a mi lado, y
quiero que seas el primero en coger al bebƩ en cuanto nazca.
Levanto
la cabeza, que la tenĆa gacha mirando la barriga mientras hablaba y me
encuentro a Teddy llorando.
—CariƱo…
—digo susurrando. Le abrazo dejando que se apoye en mi hombro y tras unos
minutos vuelve a mirarme.
—Nunca
mƔs voy a separarme de ti Victoire, nunca mƔs.
—Lo
sĆ© — le digo asintiendo mientras nos besamos de nuevo.
DespuƩs
de dejar que se diera un baƱo largo, estuve ordenando la habitaciĆ³n y
buscƔndole un pijama que se pudiera poner, le limpiƩ y vendƩ todas las heridas.
La de la muƱeca era la que tenĆa peor, bastante infectada y tuve que untarle
dos cremas que hice en ese momento para que le hiciera efecto. TambiƩn tuve que
vendarle el torso, las costillas estaban claramente rotas y esperaba que nada
fracturadas por dentro, o serĆa mucho peor. Los cortes los vendĆ© para que no se
infectaran mĆ”s. Y el resto, necesitarĆa mucho reposo y tiempo.
Nos
dieron las cuatro de la maƱana mientras tanto hasta que nos acostamos, ambos
caĆmos dormidos a la vez, abrazados de espalda por culpa de la barriga y con su
cabeza en mi cuello. Sin decir palabra alguna, tan solo aferrƔndonos uno al
otro todo lo fuerte posible, sin creerme yo al menos que eso estaba ocurriendo.
A
la maƱana siguiente, me despierto por culpa de una pequeƱa voz que me llama.
Abro los ojos lentamente para encontrarme a Brigitte cerca de mĆ, apoyada en la
cama, con todo su pelo rubio lleno de rizos revuelto sobre su cara.
—Mamiiii,
tengo hambe, venga levanta.
SonrĆo
y miro hacia atrĆ”s con cuidado, como para asegurarme que todo lo que pasĆ³
anoche no fue un sueƱo, que Teddy estĆ” de vuelta y es real. Y asĆ es, estĆ”
durmiendo plƔcidamente, con su cara sobre la almohada, su rostro relajado y su
pelo un poco mƔs claro que ayer. Sin pesadillas despuƩs de todo el cansancio
acumulado y estando por fin en casa.
Me
levanto con cuidado y dejo las zapatillas debajo de la cama como estos Ćŗltimos
dĆas, que mal ejemplo soy para mi hija… La cojo en brazos antes de levantarme
de la cama y con ella acomodada ya en mi cadera salgo de la habitaciĆ³n para
bajar a la cocina.
—¿Sabes
quĆ© cariƱo? Vamos a hacer tortitas para desayunar —Brigitte pone cara de
sorpresa ante la buena noticia que le ha dado nada mƔs levantarse. Le encantan
las tortitas llenas de chocolate. — TambiĆ©n haremos tostadas, prepararemos
cereales y mucha fruta. Porque despuƩs de que papƔ venga a desayunar haremos
una fiesta, van a venir los abuelos, todos los primos y todos los titos,
¿quieres verlos?
Brigitte
asiente sonriendo, entusiasmada por la idea de la fiesta, a pesar de que no
tiene ni idea de todo lo que ha pasado en realidad.
Y
asĆ es, en cuanto termino de desayunar, me siento en la mesa junto a varios
pergaminos y una pluma. Escribiendo la misma nota una y otra vez, para mis
padres, para Harry y Ginny, para todos mis primos y mis tĆos, para la abuela
Molly y el abuelo Weasley, y para la abuela Meda, que ha sufrido lo mismo que
yo mientras Teddy ha estado desaparecido.
‘’Teddy ha vuelto. RegresĆ³ anoche,
estƔ descansando ahora, podƩis venir en cuanto querƔis, hay comida para todos, os
espero aquĆ a todos, gracias por apoyarme todo este tiempo, pero ahora vamos a
celebrar que Ć©l ha vuelto.
Vic’’.
0 comentarios:
Publicar un comentario