Fan fic LJDH

Bueno bueno no sé si habéis leído de una familia en twitter llamada los SP si, son los personajes de Los Juegos del Hambre, para rolear y demás, y bueno como ya me descubrí yo a mi misma diciendo que era la carazorra,  y como en el rol me casé  y demás pues escribí esto. Así que aquí lo dejo... (?)



Miré las manecillas del reloj. Las siete y media de la tarde. Octi estaba terminando de peinarme y Flavius estaba echándome los últimos polvos del maquillaje. Estaba muy nerviosa y de lo único que me acordaba eran de las palabras de ‘’voy a ir en chándal’’.


Anoche entre Cinna y yo intentábamos convencer a Thresh de que no fuera en chándal a la boda. Este hombre me ponía de los nervios.


-¡Qué más te da!


-¿Cómo que qué más me da? ¿Cómo vas a ir en chándal, estás loco? -  Cinna me puso una mano en el hombro y yo me sacudí para quitármela.- ¡Cómo tú vayas en chándal duermes un año en el jardín!


-Thresh te he hecho un traje precioso, el cual te vas a poner- dijo Cinna.

-¡Pero el rosa chillón del chándal es mejor!

Puse los ojos como platos y pegué un grito. Cogí la bolsa del suelo y a Conguito en brazos, abrí la puerta y me paré.

-¡Ve desnudo si quieres! – y me fui dando un portazo para ir a casa de Cece. Vi como Cinna me guiñaba un ojo en el último momento, estaba segura de que él le convencería, pero el negro era muy cabezón y este era capaz de ir desnudo.

Suspiré.

-Relájate querida. Ya verás cómo no va en chándal. – Me dijo Octi y me apretó la mano.- Estás estupenda.

Me tenía el espejo tapado y no podía verme hasta el final.

La cortina de la carpa en la que estábamos se abrió y apareció Seneca con Congui en brazos  y los zapatos en la otra mano.

-Me rindo, es imposible.- Me tendió a mi hijo.

Me lo senté en el regazo y tuve que hacerle una llave para que dejara de mover las piernas y poder ponerle los zapatos.

-
Dale un zumo de bayas,  le relajará un poco.- le di un beso en la frente a Congui y de lo devolví a Seneca
.



-Menos mal que el brillo está intacto, los inventos estos del capitolio… Me encanta.-dijo Flavius.

Seneca se fue con Congui y la cortina se volvió a abrir y apareció Thalia.

-¡Estás preciosa!- se echó encima de mí y me abrazó. Sacó un pañuelito y se secó una lágrima.- Ya verás como todo sale bien.

-Cuidado…-susurró Octi. Me colocó una horquilla bien y me miró. Ya estás perfecta, no te muevas ni un centímetro, voy a prepararme.

Y salió por la cortina para irse con las demás damas de honor.

Thalia iba con un vestido beige y zapatos a juego. Mi vestido estaba guardado y Cinna no me dejaba verlo, había  dado órdenes específicas a todo el mundo que estaba a mí alrededor para que yo no lo viera. Y me ponía más aún de los nervios.

Me levanté de la silla y empecé a dar paseítos pequeños de un lado a otro. La cortina se  abrió de nuevo y aparecieron Rue y Prim con un vestido blanco pomposo y una cinta azul alrededor de la cintura. Llevaban el pelo recogido en unas trenzas y echó un moño bajo con ellas.

-¡Estáis preciosas!- me agaché un poco y abracé a las dos.

Cato entró, llevaba un traje negro, camisa blanca y corbata negra, iba muy guapo y elegante.

-¿Qué haces aquí Thalia? Tendrías que estar ya con Thresh.

-Ay, pero que más te da ahora iré.

-Vete ya.- le replicó Cato.

Thalia se acercó a mí y me abrazó de nuevo, le vi los ojos llorosos, se separó de mí y se fue corriendo. S
eguí dando paseítos de un lado a otro, volví a mirar el reloj. Las ocho y cuarto, suspiré de nuevo.




-¿Estás nerviosa carazorra? Tranquila la boda será una bomba.

Miré a Prim que puso los ojos como plato y se puso rígida en un momento, empezó a temblar. Cato se rió y Rue le cogió la mano, me acerqué a Cato y le pegué en el brazo.

Cinna entró y vio como todos mirábamos a Prim. Se paró y miró a Cato.

-¿Qué le has hecho?

-¿Yo? Nada, nada.-Cato se dio la vuelta y siguió riéndose.

Cinna se acercó a Prim y le abrazó.

-Tranquila…- le susurró al oído, y dejó  de temblar.

Se separó el rato de ella y se puso frente a mí. Me miró y dijo:

-Es la hora, ¿Estás preparada?

-No.- le contesté.

Se fue hacia donde estaba el vestido guardado y bajó la cremallera de la funda.

-Cierra los ojos.

Le hice caso y los cerré.

Me quité la bata que llevaba, solo estaba en ropa interior, y me enfundó el traje, se escuchó un ‘oh’ de los tres que estaban observándome y terminó de ajustarme el traje, abrochó los botones de la espalda y me puso frente al espejo grande.

-Ábrelos. – me dijo Cinna.

Seguí con los ojos cerrados unos segundo más, no estaba preparada, pero tampoco me iba a llevar toda la noche así. Abrí los ojos y me quedé con la boca abierta.

Era un vestido de tirantas, pero estas me llegaban por debajo del hombro. Tenía un escote muy bonito y debajo del pecho había unos diamantes incrustados en el traje que hacían como un pequeño cinturón, era precioso. A partir de mi cintura, cientos de volantes caían, como si de pétalos de flores se trataran y terminaba en una hermosa cola que arrastraba por el suelo.
Mi pelo estaba recogido por miles de horquillas que no se veían, a los lados tenía unas horquillas de flores con diamantes también, me las había regalado Thalia. Octi había hecho un magnífico trabajo con mi pelo, y Flavius con mi cara también. Llevaba un maquillaje muy suave y muy natural.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, intenté retenerlas pero una se escapó. Abracé a Cinna.



-Muchas gracias, esto es… es espectacular.

-No hay de qué querida.

La cortina se abrió y aparecieron Cecelia, Clove, Octi y Annie vestidas y con sus ramos listos. Clove me dio el mío, llevaba rosas blancas y azules, el color de las flores fue modificadas por el propio Snow.

Mis amigas y damas de honores también estaban increíbles. Llevaban las cuatro un traje largo azul, pero de distintas formas. Clove lo llevaba en palabra de honor con una tira de diamantes debajo del pecho y unos tirabuzones le caían por la espalda. Cecelia solo tenía una tiranta en un brazo, el vestido era liso  y llevaba el pelo liso rodeado de una cinta de flores. Octi llevaba las dos tirantas y un cinturón muy finito, su pelo se lo había recogido y le caían dos mechones a los lados de la cara. Annie llevaba un cinturón plateado fruncido bajo el pecho y dos capas de la tela le caían suavemente por los hombros, su pelo estaba recogido con una diadema.

Me fui hacía la cortina y la abrí un poco. En la orilla estaban ya todos preparados. Vi a Caesar hablar con Beetee y Churrotanga. Glimmer estaba hablando con Cash. Vi a Ally y Gale sentados. Chip y Gloss estaban llegando. Coin y Mags estaban hablando en una esquina. Katniss y Peeta estaban sentados en la tercera fila, al lado estaba Hazelle con la Sra. Everdeen. Marvel estaba sentado con Leeg en la segunda fila y cuelliroto a su lado.

La cortina se abrió y por poco me choco con Seneca que llevaba a Conguito en brazos y también venía Frodosinca con ellos y las arras.  

Miré el reloj, las nueve menos cinco, pero que rápido pasa el tiempo. Me puse más nerviosa aún. Intenté respirar bien varias veces. Afuera escuchaba como Caesar daba unas palmadas y mandaba a los invitados a sentarse.

-Hay que estar preparados ya.- dijo Seneca.

Me fui para atrás y cogí mi ramo, le di las cestitas con flores a Rue y Prim, llevaban pétalos rojos. En la entrada de la carpa se puso primero Seneca con Congui en brazos, mi hijo llevaba una almohadita con los anillos, y Frodosinca se puso a su lado. Rue y Prim se pusieron detrás. Clove, Annie, Octi y Cece las siguieron en fila. Y por último me puse con Cato, me cogí del brazo de él.

-No dejes que me caiga. Creo que lo haré de un momento a otro.

-Tranquila.-me apretó la mano.

Seneca empezó a caminar al ritmo de la música, seguida por todas las demás. Cada segundo que pasaba estaba más cerca de salir, y más nerviosa me ponía. Cece salió, pisando los pétalos que había ya en el suelo y una nube blanca apareció de la nada sobre las cabezas de todo, se volvió rosa. Era el momento de salir. Cato tiró de mí y yo le seguí.

Todas las cabezas estaban giradas hacia a mí, algunas bocas estaban abiertas, sería por Cato lo más seguro.
Íbamos dando pasito a pasito al ritmo de la música. Y cuando menos me di cuenta ya estaba en el altar. Cato le tendió mi mano a Thresh y me dio un beso en la frente. Se fue para su sitio. Escuché un gritito, provenía de Congui que estaba en el suelo jugando con su piedra de peluche.

Caesar empezó la ceremonia, lo único que notaba era la mano de Thresh que me apretaba y mis piernas que querían caerse al suelo. Apenas oía lo que decía Caesar de los nervios y Thresh tuvo que apretarme más fuerte la mano para que dijera mis votos.

-Yo os declaro, marido y mujer. Ya puedes besar a la novia.

Se había acabado, mis nervios se habían esfumado y mis piernas volvieron a la normalidad. Thresh se puso enfrente de mí y Rue silbó las cuatro notas, no me había dado cuenta de los sinsajos que volaban por arriba nuestra, estos repitieron las notas. Me incliné hacia delante y besé a mi marido.

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1 comentarios:

  1. OHHHHHHHHHHHHHH, QUE BONITOOOOOO.
    "pero el negro era muy cabezón" XDDDDDDDDDDDDD QUE PUNTAZOS TE MARCAS. JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
    OYE, QUE PASA CON EL OTRO FIC Y EL OTRO? XDDDDDDD CUANTOS TIENES? -A.

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