Tick, tock.
¡Otra vez yo! ¿Increíble verdad? Bueno, como estoy en racha y ahora con los juegos del rol más aún pues estoy aquí. Si, si. Esto es de los juegos otra vez. Así que no voy a enrollarme mucho, solo diré que es la cuenta atrás y yastá. ¡Besitos de bayas!
Para
sorpresa de todos, esta Arena era muy distinta a las otras. Casi todos creían
que iba a ser tipo bosque o jungla por lo que daban a entender en sus
entrevistas e iban con la confianza de eso. Pero estaban muy equivocados ante
las ideas de los jefes de estos nuevos Juegos.
Es
una ciudad en ruina, con un aspecto lúgubre, frío y muy gris. Cientos de
edificios se expanden por toda esta, todos abandonados y en ruinas. Con escasez
de árboles y los poco que hay están secos, grises y muertos. Con algunos edificios
altos, dando la ventaja a los que consigan subir arriba del todo para ver las
vistas. Si es que consiguen hacerlo, claro. Con pequeñas casas que seguro que
tienen alguna trampa dentro y con largos y solitarios caminos que solo los
tributos descubrirán a donde llevan.
Justo
en el centro de la Arena, hay una noria medio destruida, con el poco viento que
corre los sillones de estas se mueven lentamente y chirria haciendo un sonido
muy escalofriante.
Las
plataformas de los tributos comienzan a subir, unos llegan antes que otros
dando una ventaja de pocos segundos para saber dónde se encuentran.
La
cuenta atrás comienza.
60…
59… 58… 57…
Los
ojos de los que han salido se dirigen rápidamente al centro, donde se encuentra
la Cornucopia, justo delante de la noria. Consiste en cuatro bloques de piedras
estropeadas, de un gris oscuro, en ellas están escrito el himno de Panem, para
que no se les olvide nunca a los tributos de donde proceden. En el centro de esta
se encuentran todas las armas y provisiones. Algunas mochilas, otras más
grandes que otras con el contenido que a algunos tributos le serán muy útiles.
Se
puede ver un arco y una flecha, unas cajas mostrando unos cuchillos de
distintos tamaños. Hachas colocadas perfectamente a los pies de los bloques de
piedra. Un estuche con unas espadas muy afiladas y ligeras para el tributo que
consiga hacerse con ella. Lanzas apoyadas contra la fría piedra. Tijeras
colgando de unos enganche para que los tributos puedan verlo bien. Un par de
tridentes relucientes. Un látigo enrollado junto a unas cuerdas. Mazas,
tirachinas, cerbatanas, dagas, hoces… Van a ser unos Juegos del Hambre
exquisitos.
49…
48… 47… 46…
El
silencio sigue inundando todo. Se puede ver a Finnick frotándose las manos con
una sonrisa en la cara al ver su arma favorita. Padre e hija, cruzan unas
miradas nerviosas. Katniss se frota las manos contra los pantalones del mono
negro que llevan todos los tributos. El mono es capaz de aguantar el frío de
las noches y es cómodo y flexible para la lucha y para correr.
Foxy
dirige una mirada segura a Clove que se encuentra unas cuantas plataformas
suyas a la derecha. Prim tiembla nerviosa ante la cuenta atrás. Ya sabe que no
debe de poner un pie más allá de la plataforma o volverá a ser una chica
explosiva.
35…
34… 33… 32…
Gale
muestra una sonrisa de lado al ver el látigo con el que siempre se le define.
Gloss se muerde los labios nerviosos. Frodo y Cuelli se miran y asiente.
Johanna se pasa las manos por el pelo una y otra vez.
La
voz que marca los segundos sigue sonando fuerte en toda la Arena.
21…
20… 19… 18…
Sinsajo
parece que de un momento a otro va a salir volando de verdad porque no deja de
girarse hacía todos los lados. Annie niega con la cabeza nerviosa. Claudius no
deja de retocarse el pelo aún a sabiendas de que ya para nada va a servir.
Leevy no deja de manosearse el pecho, incómoda con el traje que le llega hasta
el cuello.
9…
8… 7… 6…
Jace
se cruje el cuello hacía los lados, parece estar muy seguido. Boggs mira
fijamente a Octavia, y esta le devuelve la mirada después de que sus ojos
repasen toda la Cornucopia asegurándose de las armas, y asiente a su marido.
3…
2…
1…
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