Pasado

Hooooola. Vuelvo con más cosas de Wendy, en ask te piden relatos y claaaaaaro. El título no se me ocurría nada más, así que meh. ¿El gif? Jé, primero porque puedo, y segundo porque la segunda parte está basada en Stydia totalmente. *movimiento de negra chunga* Y si me dijerais que os parece ayudaría un poquito *mono de wa tapándose los ojos*. La primera parte es una cosilla que pedían, pero como ambas cosas son pequeñitas he dicho ea pues para otra entrada al blog. Así que... allá va. Recordad que todo comentario es bueno siempre. ¡Besitos de baya!


El agua fría al que ya estaba acostumbrada, caía de la alcachofa. Tenía la cabeza echada hacía atrás, con los ojos cerrados, para que el agua me diera de pleno en la cara. Pero me quedé quieta ante lo que escuché.

−Sí, eso del motín. Lo he oído. Yo no creo que al final se lleve a cabo.

No estaba prestando mucha atención ante a lo que escuchaba de fondo, nunca lo hacía. Pero la palabra ‘motín’ me había despertado de la relajación que siempre me tomaba en la ducha. Era el único momento de privacidad (aunque parezca mentira, porque aquí todos te ven) que tenía al día. Así que, seguí atenta a lo que decían.

−¿Verdad? Después de lo del otro día, ¿cómo van a enfrentarse de nuevo a ellos? Están locos.

−Yo no creo que lo hagan, lo dirán de farol para ocultar otra cosa. O a lo mejor lo ha preparado Hela. O es un rumor.

−No sé, pero no me da buena espina.

Aparté la cabeza rápidamente y me pasé las manos por el pelo. Con un movimiento de pies, giré en el sitio y me quede mirando a las chicas con la cabeza ladeada. ¿Lo que estaban hablando era cierto? ¿Iban a hacer un motín?

Una de ellas me devolvió la mirada a través del espejo, le sonreí de una forma nada amistosa y agarré de un tirón la toalla, que estaba puesta sobre el muro que separaba a la otra ducha. Envolví mi cuerpo con ella y me calcé las estúpidas chanclas de plástico inservibles que nos daban.

Pasé a su lado y me quedé mirándolas fijamente mientras agarraba mi ropa y salía de allí tal como iba.

                                                                              #

Querido S:

Cada día que pasa te echo más de menos. Cada día aquí es un tormento. Al principio tenía más miedo, pero me acordaba de tus palabras, cuando siempre me decías que podía salir adelante. Que pasara lo que pasara yo era fuerte y lo conseguiría. Pero no sabes las cosas tan descabelladas que nos hacen aquí… Todas las mañanas intento levantarme con fuerzas, recordando tu cara, tu sonrisa, esa manía tuya de pasarte la mano por la nuca. O cuando atropellabas las palabras al hablar las primeras veces.

También me acuerdo cuando yo te ignoraba, y tú insistías una y otra vez, una y otra vez… ¿Te dije alguna vez que me encantaba como pronunciabas mi nombre? Ahora lo echo también de menos.

¿Te acuerdas de nuestro primer beso? Si, cuando me abalancé yo para que dejaras de gritar. En realidad lo estaba deseando, y ahora nunca lo sabrás.

Solo pido que vuelvas a abrazarme, que pueda enterrar la cabeza en tu pecho y escuchar los latidos de tu corazón. Asegurándome de que estás ahí y de que te tengo junto a mí.

Que digas mi nombre una vez más, o que me mires de esa forma que solías hacerlo con esa sonrisa de lado. Que me cojas de la mano y me la aprietes, mirándome a los ojos y diciéndome un ‘todo va a ir bien’.

Solo quiero volver a verte una vez más, poder decirte te quiero y mirarte durante un ratito, para que no se me olvide tu cara nunca más. ¿Es mucho pedir? ¿Me habrás olvidado ya? ¿O me seguirás esperando como siempre me decías?

Quizás quiera apoyar una vez más la cabeza tu hombro, y sentir la tuya sobre la mía. Y poder cerrar los ojos, y saber que en ese momento todo irá bien, porque estoy a tu lado. Y como siempre me recordabas, a tu lado no me pasará nada.


Wendy.

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