Muertes para todos

¡Hooooli! Jeje, ya que LJDH que organizo con unas amigas finalizan hoy he dicho bah lo subo ya. Como me ha tocado matar a algunos que se salvaron al final y otros terminaron palmando. He dicho, voy a dejar algunas cosillas por aquí, que me gustaron como los maté y bueno así tengo para poner también por aquí. Así que... ♥ Siempre les mato con mucho cariño. ¡Besitos de bayas!


Claudius se gira para echar a correr, pero la pelirroja no piensa dejarlo escapar y se abalanza sobre él saltándole a la espalda. Le tira al suelo y ladea su cuerpo con la ayuda del suyo, para sentarse a horcajadas sobre él. Annie  inmoviliza las piernas y los brazos de Claudius con las propias suyas, apretando con fuerza para que no pueda hacer nada. Una sonrisa se dibuja en su rostro y comienza a reírse por lo bajo.

−¿Creías que te ibas a librar? Has estropeado mi bonita cara, ahora yo…−Lleva una mano al pelo del Capitoliense y coge un mechón. Se saca uno de los cuchillos de Clove de la bota y lo arranca de un tirón.−Oh…

Claudius comienza a llorar nada más sentir su pelo arrancado.

−¿Por qué el pelo? El pelo no, por favor… Todo menos eso.−Solloza mirando a Annie con los ojos muy abiertos.

−Oh sí, el pelo sí.

Annie comienza a reír a carcajadas, obviándose de todo a su alrededor y sus manos vuelan alrededor del cabello de Claudius, arrancando este a tirones gracias al cuchillo. Deja el pelo caer alrededor de él, pero algunos mechones se lo tira en la cara con ganas.

−Mátame ya. Mátame ya…−Suplica Claudius ante la barbaridad que le están haciendo.

Annie le ha cortado todo el pelo, y tan solo se ve el nacimiento de este, dejando unas calvas más profundas que otra. Mira al Capitoliense con una sonrisa y ladea la cabeza.

−Ojalá pudieras verte.

Y tras decir eso, agarra la hoz y le corta la garganta.

Suena un cañón en la Arena.

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La hemorragia que le habían causado a Octavia en la barriga, era tan grande e interna que ya todos sabían que no tenían solución. El cuerpo de la pelirroja se encontraba tendido sobre las piernas de su marido. Este, le tenía abrazada por el torso, y unas lágrimas silenciosas recorrían su rostro.

−Te vas a poner bien, ¿vale? Vamos a curarte. Annie ha ido a buscar vendas y las pomadas.

Boggs, hablaba a pausas, intentando controlar su respiración e intentando mantener la calma ante todo el asunto. Y lo más importante, quería que su mujer estuviera calmada también. Pero la pelirroja no se dejaba engañar y sabía que no tenía solución. Octavia, alza la mano con dificultad, para llegar a la mejilla de su marido y acariciar esta con sus dedos manchados de sangre.

−Shh, Boggs…

Intenta hacer que pare de hablar y que el pobre se calmara, nota perfectamente como sus manos y brazos tiemblan mientras la sostiene. Octavia sabe cuál es la situación actual y que de ella no se va a salvar. Boggs no quiere soltarla ante ningún momento, pero inclina la cabeza hacia la derecha, donde su mujer tiene la mano colocada.

−Escúchame. Sé que eres el ganador de estos juegos y…− su cara se tuerce en una mueca de dolor y tiene que parar un segundo y cerrar los ojos. Con dificultad, coge aire para proseguir hablando.− Cuando ganes, regresa a casa. Ve a buscar a Ulises y quédate con Cece el tiempo que necesites… Ambos… os daréis apoyo. Recuérdale a nuestro hijo que su madre… le quiere.

Cada vez hablaba más lentamente y los párpados comienzan a caer una y otra vez, haciendo que parpadee varias veces seguida. Termina suspirando para decir algo más.

−Y Boggs… Te amo.

Su mano cae lentamente a la vez que va cerrando los ojos y sus labios se entreabren para echar el último suspiro.

Suena el cañón.

Boggs deja caer la cabeza cerrando los ojos y pega tal grito, que el eco se puede escuchar por casi toda la arena. Cosa que no le preocupa, porque siente tal rabia y enfado que sabe que ningún tributo en su sano juicio se le acercaría. Porque con un simple movimiento de muñecas en su cuello acabaría con él.

Sus compañeros de alianza, Beetee, Blight y Annie, que esta última ha llegado tarde con las cosas, se mantienen a unos metros apartados, viendo la escena. En completo silencio, se mantienen dónde están. Beetee, da un paso intentando ayudar a su amigo, pero es en vano.

−Boggs… El aerodeslizador…

Boggs no levanta cabeza, los motores del aerodeslizador se puede escuchar llegando ya. La grúa para coger el cuerpo comienza a descender y Boggs se levanta con el cuerpo de su mujer en brazos sin esfuerzo ninguno.

Cuando la grúa llegan a donde están y los brazos de esta se abren para recoger el cuerpo, Boggs la deja con sumo cuidado y delicadeza. El cuerpo de Octavia ya está en la boca de alambre, pero el aerodeslizador no la sube. Los ciudadanos de Panem están sin despegarse de sus pantallas, y todos los Capitolienses tienen el corazón encogido y pañuelo en mano llorando.

Boggs, recoge los brazos de su amada y los deja en cruz sobre su cuerpo. Le echa el pelo hacía un lado y se queda mirando su rostro por última vez. Se echa hacía delante y le coge la cara con ambas manos con mucho cuidado, como si ahora se fuera a romper. Se inclina sobre ella y posa sus labios en la frente de Octavia, presionando ligeramente estos durante varios segundos largos.


Se separa al rato, y da unos pasos hacia atrás. La grúa comienza a subir el cuerpo de Octavia lentamente y Boggs aprieta la mandíbula mientras ve el cadáver de su mujer subir. 
     
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Boggs al ver lo que le ha pasado a Annie, cubre con su cuerpo automáticamente el cuerpo de su mujer y le tapa la cabeza con el hombro por si caen más. Pero eso por el momento no sucede. Beetee está a los pies del cuerpo inconsciente de Annie, mirándola sin saber qué hacer. Con la punta de su zapato le da en la pantorrilla, se le mueve la pierna cayendo el pie hacía el lado contrario. Suelta una pequeña risilla y alza la cabeza para mirar a Boggs

−¿Qué hacemos?

Boggs se incorpora un poco, pero ese brazo protector sigue alrededor de Octavia. Sacude la cabeza sin saber muy bien que contestarle y mira por la ventana que tienen enfrente.

−Podríamos salir por ahí, pero a lo mejor acabamos todos como Annie. Será mejor que nos quedemos aquí y…−A Boggs no le da tiempo de terminar cuando el suelo tiembla con más fuerza otra vez.

Beetee intenta echarse sobre el cuerpo inconsciente de Annie, pero no lo consigue cuando un pedrusco cae del techo y aplasta los pies de la chica. Haciendo que Beetee caiga al suelo de espaldas por el impacto.

Boggs hace un caparazón con su cuerpo sobre el de su mujer. Annie que se ha quedado sola en el suelo sin ser cubierta por nadie, tiene la mala suerte de que le cae una barra de metal en mitad del cuello.

El temblor para y la chica despierta del dolor que le causa la barra. La sangre cae a borbotones por la garganta, manchando el suelo de esta y cubriendo el polvo de un color rubí. La boca de la chica se abre buscando aire.

−¡Annie!

Octavia sale de debajo del cuerpo de su marido, y se echa sobre su aliada. Coge su mano derecha y la cubre con las suyas pegándolas a su pecho. Comienza a sollozar y le mira sin saber qué hacer.

−Te vas a poner bien… Solo… espera a que pase.

La pobre no sabe que más decir, y le miente muy a su pesar. El golpe que ha recibido antes, no es de ayuda, y ya ha perdido demasiada sangre por ambas heridas. Los ojos de Annie se iluminan por última vez y consigue reunir suficiente fuerza para que le salga algo de voz.

−¿Finn… Finnick?− Murmura con la voz ronca.

Suena un cañón en la Arena.
                                                   
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Foxy con sus movimientos rápidos al correr y teniendo cuidado al pisar, se mueve como la zorra astuta que es. Divisa una pequeña fuente de lejos y cuando se acerca y le da al botón para que el agua salga, se lleva toda una sorpresa, porque sale agua de verdad. Rellena la botella de agua después de beber ella a chorro y va a volverse con sus compañeras con prisas, cuando escucha unos gruñidos.

Esconde la botella tras un matorral por si acaso y se acerca sacando los dos cuchillos de los zapatos, preparada. Cuál es su sorpresa cuando va hacía el sonido, que ve a un lobo marcharse de vuelta al bosque con un trozo de algo en la boca. Al mirar al suelo descubre a Frodo agarrándose el brazo, tenía el hombro abierto, y le faltaba un trozo que se había llevado el lobo. Ante sus gritos decide acabar pronto con el sufrimiento del joven tributo.

Se sienta a horcajadas sobre él, dejando sus piernas inmovilizadas por las de ella, aunque sabe que ante el dolor que tiene, la fuerza que requiere para atacarla le costaría bastante. Ladea la cabeza y se lleva el filo de un cuchillo a los labios, sin apenas rozar estos.

−Shh…

Con dos movimientos limpios de manos, le raja la garganta por partida doble a Frodo. De ambas heridas, comienza a salir más sangre aún y las manos de la pelirroja se tiñen de rojo al igual que su pelo. Se levanta con una sonrisa en la cara, mientras ve el reflejo del cuchillo que había tirado el fallecido antes.

Se escucha el sonido del cañón en la Arena y Foxy va a hacia donde escondió la botella de agua para regresar con sus compañeras, antes de que el aerodeslizador venga a por el cadáver.

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