Entrenamiento
¡Hola queridos! A pesar de la entrada no es de LJDH, pero no se me ocurría otro. Es de mi Xiana (pj propio inventando por servidora) Y tampoco es una entrada quién dice nueva, ya que tuve que borrarla para un concurso que de poco me ha servido, pero bueno, yo vuelvo a dejarlo por aquí. Además hace tiempo que no pongo nada, entre los juegos y que sigo en la playa... Pronto espero subir más cosas, espero. ¡Besitos de bayas!
Respiro
hondo. La luz que desprende el flexo me está dando dolor de cabeza, así que me
apuro para recogerme todo el pelo en una coleta bien alta, para estar más
cómoda a la hora de luchar. Una vez que
lo tengo todo recogido, me coloco la chaqueta de cuero negra y me doy la
vuelta. Si me quedo mirándome en el espejo me voy a poner más nerviosa. Y
seguro que ya no quedaba mucho para salir. Me giro quedando de espaldas a mi
reflejo y al maldito flexo y mis manos empiezan a liarse entre ellas por culpa
del nerviosismo.
Vuelvo
a respirar hondo y cierro los ojos.
−Todo
va a ir bien, nada va a salir mal. Es lo que hago casi todos los días, excepto
que hoy es la prueba final y hay cinco tíos evaluándome. Pero no es nada por lo
que preocuparse.−Intento tranquilizarme a mí misma hablando en voz alta. Cuando
otra voz, pero esta vez a través de un interruptor, habla.
−Xiana
Zoppler, prepárese para salir.
Vale,
ya me toca, no pasa nada. Sacudo mis manos y estiro un poco el cuello. La
puerta que hay a mi izquierda se desliza y puedo ver la sala donde hemos
entrenado siempre. Pero esta vez cambiada, está todo despejado, no están las
típicas colchonetas que cubren el suelo, ni los maniquís para practicar los
golpes o… ataques espontáneos. Hasta las paredes están libres de dianas,
cuerdas y demás. Pero sé que de ellas puede salir cualquier cosa.
Nada
más un par de pasos al frente y salir del cubículo donde estaba, lo primero que
viene hacía mí es un maniquí que sale del suelo, levanto los brazos y con las
manos abiertas, hago que dos rayos lo fulminen.
No
me da tiempo a reaccionar y mirar mucho más cuando de la nada aparece otro
muñeco más por mi derecha, le doy un codazo rápido y eso hace que se le caiga
la cabeza. Doy un paso hacia atrás y de una patada le golpeo fuertemente en la
barriga y desaparece. El siguiente corre a por mí desde enfrente. Soy lo
suficientemente rápida para alzar el brazo y con un movimiento de muñeca ágil
hacer un rayo que lo parte en dos.
Exhalo
un suspiro y miro al lado, giro la cabeza para ver que desde lejos ya se acerca
otro. Una bola de fuego sale desde el muñeco y me agacho a tiempo para no
quedarme calva y logro esquivarla. Agachada a
cuatro patas, corro hacía ella para derribarla y colocando mis manos alrededor
del círculo, lo achicharro. Intento levantarme pero no me da tiempo, porque
desde donde estoy, otro maniquí sale. Apoyada en ambos brazos, con un
movimiento de piernas hago que el maniquí caiga al suelo y le reviento la cara
de dos limpios puñetazos.
Esto
se estaba haciendo demasiado largo. Cuando por fin consigo levantarme, dos
muñecos aparecen por cada lado. Alzo los brazos y con la mirada hacia arriba
convoco unos cuantos rayos que los fríen en un par de segundos.
La
pantalla negra que tenía como pared cae, y puedo ver a cinco hombres sentados
muy cómodamente en unos sillones blancos. Sin mediar palabra, gira cada uno la
pantalla que tenía en la mano, donde aparecen mis notas. Dos ocho, un nueve y
dos diez. No ha ido tan mal como yo creía.
0 comentarios:
Publicar un comentario