Apariciones

Bueno, esto lo escribí hace bastante tiempo más o menos dos años, o por ahi, es un poco caga pero vamos que ahí lo dejo...


Lo que os voy a  contar ahora sucedió hace mucho tiempo, para ser exactos hace 13 años.

Yo tenía 18 años cuando pasó lo que pasó, cuando yo era normal, cuando yo no... Bueno mejor os lo cuento todo.

Ese día yo estaba sola en mi casa. Mis padres y mis hermanos habían salido, y yo me había quedado haciendo varias cosas.

Fui al cuarto de baño para peinarme. Estaba todo en silencio, excepto por una cosa, un silbido que se escuchaba de fondo. Alguien silbaba, pero yo estaba sola, ¿quien podría ser?

-¿Hola?-musité.

Nadie contestó, como era obvio. Pero alguien seguía silbando. Miré por todas las habitaciones, No había nadie. Volví a mi cuarto y me puse en el ordenador. Empecé a hacer un trabajo de biología. Solo se escuchaba el sonido de las teclas al pulsarlas y el clic del ratón. Pero volví a oír el silbido. Me levanté y volví a mirar por las habitaciones. Esta vez incluso en el sótano por si había alguien. Pero no había nadie.

Volví a mi cuarto y seguí con el trabajo. Escuche un 'clac' como si se cerrara una ventana. Me volví y vi una sombra moverse. Me quede paralizada por un momento.

Ladrón.

No, no podía ser un ladrón. Había rejas, a fuera había cámaras de seguridad. No podía haber subido hasta un segundo piso, y Luna habría ladrado.

Me volví a levantarme. Fui paso a paso sin intentar hacer ruido, por si acaso hubiera alguien. No pasa nada, solo ha sido un ruido.-Dije en mi fuero interno. Llegué a la habitación de mis padres, donde había visto la sombra. Dentro no había nadie. Miré las ventanas y estaban cerradas.

Entonces, ¿que había sido ese ruido? ¿De quién era la sombra? ¿Quien había estado silbando?

Estuve toda la tarde inquieta, escuchando ese silbido extraño. Puse música muy alta para no esucharlo. Pero aún así lo seguía escuchando,

Por la noche, cuando llegaron mis padres, el silbido dejó de sonar.

-¡Susan la cena esta lista!-me gritó mi madre desde la planta de abajo.
-Ya voy mamá- grité mientras apagaba el ordenador.

Bajé al salón y me senté en mi sitio. No tenía mucho apetito, ya que estaba nerviosa por lo que m e había sucedido por la tarde. No dejaba de darles vueltas al asunto. Era imposible que hubiera entrado alguien. Sumamente imposible.

-¿Te pasa algo? ¿Por qué no comes?

Escuché un murmullo y levante la cabeza.

-A... ¿Qué? ¿Es a mí?
-Si. Si es a ti ¿que te pasa? ¿Por qué no comes?-me dijo mi hermana.
-A mi... nada. Solo que no tengo mucha hambre. Me voy a la cama. Buenas noches.-Me levanté y subí a mi habitación.

Me di una ducha fría para ver si dejabas las alucinaciones aparte. Me sequé el pelo con la toalla y dejé que mis rizos se secaran al aire. Me puse el pijama y me eché en la cama   y me puse a leer Eclipse.

No sé si me sumergí en un profundo sueño o lo que me estaba pasando era verdad. Escuchaba mi nombre en susurros. Me di la vuelta y miré el reloj, eran las tres de la madrugada. Mi nombre se escuchaba en susurros. Me levanté y me puse las zapatillas. Fui  a la habitación de mi hermana mayor, estaba dormida. Me dirigí hacia el cuarto del bebe, también estaba dormido y apenas sabía decir mi nombre bien. Por último fui al de  mis padres y estaban dormidos.

Entonces ¿quien me había llamado? ¿Tenia algo que ver, los silbidos, las sombras y que me llamaran? Pero ¿por qué a mí? No eran alucinaciones, o eso creo.

Me volví a la cama y me dormí. Estuve toda la noche con pesadillas.

A la mañana siguiente, después de venir de comprar, me fui  a la ducha, cuando salí en el vaho del cristal, habían escrito en grande la palabra ayúdame. Limpié el espejo con la mano y me vestí.

¿Cómo era posible que hubieran escrito eso? Mis padres no volvían del trabajo hasta por la tarde, mi hermana había salido y no volvería hasta  la  noche. Solo quedábamos mi hermano pequeño y yo. Pero Álvaro sólo tenía un año, era imposible que lo hubiera escrito.

Bajé y le di de comer al pequeño. Salí al jardín a ponerle la comida a la perra, y otra vez escuché el silbido.

¿Me estaba volviendo loca? ¿Qué me pasaba?

Luego por la tarde cuando saqué a Álvaro a que jugara en el parque un rato, yendo para allá vi otras sombras. Apresuré el paso para llega lo antes posible al parque. Toda la tarde pasó normal.

Por la noche cuando volvió mi hermana, hablé con ella.

-Inés ¿tu viniste al mediodía para algo?
-No ¿por qué?
-Por nada, olvídalo.
-Vale...

Entonces si no había sido mi hermana ¿quien habría sido? ¿Quien había escrito eso?

Por la noche, cuando me acosté, me desperté  otra vez escuchando mi nombre. Miré el reloj y eran las tres de la mañana. Mi nombre seguía sonando.

-¿Si? -musité.
-Susan...Susan...Susan...-susurraba alguien.

Me incorporé en la cama y me senté, encendí la luz  de la mesita de noche. Y entonces  fui cuando la vi por primera vez.

La cabeza  de una niña, estaba flotando en mi habitación. Me quede paralizada en la cama, mirándola absorta, no me salía la voz. Quería preguntarle quien era, porque me llamaba, que hacia allí...
Era rubia con el pelo liso y los ojos claros. Me sonaba la cara de la niña, la había visto anteriormente pero no me acordaba donde. Era... Era... ¡Ah ya! La había visto en las  noticias, habían anunciado que había desaparecido.

De repente se esfumó, yo me quedé allí mirando donde había estado la cabeza de la niña.

Al cabo de un rato me tumbe  otra vez, miré el reloj y marcaba las cuatro de la mañana. No me podía dormir me puse el MP4 y estuve dándoles vuelta a todo el asunto.

Era la niña quien me había llamado. De eso estaba segura. Pero, ¿había sido ella la que me había dejado el mensaje  en el espejo? ¿Había sido ella  la de los silbidos? ¿Había sido sus sombras las que había visto?

Al fin y al cabo me dormí.

Al día siguiente me desperté  sobre las doce del mediodía. Bajé y desayuné. En la cocina mi  madre me dijo que sacara a la perra. Subí, me vestí y cogí la correa. Abajo se la puse y salimos.

Le di el paseo por afuera de la urbanización. Luna empezó  a correr y me llevo hasta un descampado. Olisqueó y arañó la hierba, como si hubiera encontrado algo, dejó de olisquear y se dio media vuelta para casa.

Cuando llegué, me duché y vi otra vez  la palabra escrita en el vaho.

Esa tarde había quedado con mis amigas para ir a comprar ropa. Cuando estaba en el centro, oí otra vez los silbidos y mi nombre, pero esta vez  eran más intensos.

Por la noche viendo las noticias,  apareció la niña, decían que se llamaba María y tenía  diez años. Había  desaparecido y a hace una semana.

Una semana, justo cuando yo había  escuchado los silbidos, pero entonces, ¿por qué estaba su cabeza flotando en mi cuarto?

Terminé de cenar y me acosté.

Me desperté a las tres de la mañana, otra vez escuchando los susurros. Me incorporé y me senté en la cama. Esta vez no estaba la cabeza, estaba el cuerpo entero, vestía un camisón blanco. Y me indicaba con el  dedo que me levantase. Estaba iluminada como si dentro de su cuerpo hubiera una vela. Pero no estaba  viva, era imposible, parecía como un fantasma, un espectro.

Me seguía  indicando  que me levantara,  pero no sabía qué hacer. Si ella me había escrito eso en el espejo, tenía que ayudarla, eso era lo que ella quería, y no me dejaría en paz hasta que no la siguiera.

-¿Yo?-susurré. Y ella asintió.
-¿Qué me levante? ¿Qué vaya contigo?-Volvió a asentir.

Me levanté, me puse las zapatillas y la seguí. Bajó al piso de abajo, y salió por la puerta. Abrí la puerta, sin hacer ruido para no despertar a nadie y la seguí.

Me llevó por toda la urbanización, hasta que salimos de ella. La seguí hasta un descampado detrás de mi casa. Y llegamos a una parte en el que el césped estaba arañado. Era justo donde había escarbado Luna.

Se paró e indicó con el dedo una pala que había junto al árbol. Habría  jurado que antes eso no estaba ahí – pensé. Y luego indicó con el dedo la parte del césped arañada.
-¿Qué coja la pala y escavé?-Asintió.

No me quedaba otra que hacerle caso. Si no me dejaría en paz.

Cogí la pala y empecé a escavar donde había arañado Luna. No era un trabajo fácil. Estaba muy duro y yo no era muy fuerte que digamos.

Después de varias horas, di con algo duro, solté la pala. Y me agaché, intenté tirar de ella, pero era una mano. Di un  grito enorme.

La niña seguía observándome y esta vez sonría un poco. Seguí escavando  hasta que deje el cuerpo entero al descubierto. Era el cuerpo de la niña, la habían matado y la habían escondido allí. Eso era lo que ella quería, que encontrara su cuerpo. Miré de nuevo a la niña, ahora tenía en su cara una sonrisa de oreja a oreja.

-Gracias...-susurró. Y se esfumó de la nada.

Me quedé mirando un rato el sitio donde había estado antes. Estaba amaneciendo, tenía que decirle a la policía que había encontrado el cuerpo.

M fui corriendo hacia mi casa. Me Limpié los restos de tierra, me puse ropa de calle, ya que aún estaba en pijama y fui otra vez al descampado.

El cuerpo seguí allí, cosa que era un gran alivio. Saqué el móvil y llamé a la policía, vinieron en un momento. Estuvieron interrogándome como había encontrado el cuerpo, yo solo le decía que se me había aparecido la niña y ella me había dicho donde estaba su cuerpo. Ellos me llamaban loca, y que le dijera la verdad. Me puse una histérica, a gritar y llorar.

No me dejaron en paz en varios días, para que le dijera como lo había encontrado  y yo siempre le repetía lo mismo. Me decían que me iban a encerrar en un psiquiátrico como siguiera así  y yo no le decía otra cosa que esa. Y desde entonces,  estoy en uno, por mentir a la policía y decir que veía muertos. Cosa que aún me pasa, me siguen pidiendo ayuda, pero yo no puedo ayudarles y cada vez  veo más y más...

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